La siguiente ponencia se enmarca en el proyecto de investigación en curso denominado “(Re)ingresar a la Universidad: temporalidades y trayectorias reales de ‘migrantes del sistema educativo’” radicado en la Universidad Nacional de Rafaela (UNRaf). Acuñamos la categoría “migrantes del sistema educativo” para referirnos a estudiantes que han cursado por lo menos una carrera universitaria o terciaria anteriormente a su ingreso a la UNRaf, sin haberla finalizado. Esta elaboración responde a la necesidad de abordar un área de estudios vacantes en la literatura especializada sobre ingreso y permanencia universitaria como es la población estudiantil que descontinúa sus estudios en una carrera o institución sin que ello implique un alejamiento definitivo del sistema de educación superior. Dicho fenómeno resulta poco visible detrás del uso indistinto de la categoría “ingresante” aplicada a toda persona matriculada en el primer año de una carrera y de denominaciones como “abandono” y “deserción” utilizadas en las estadísticas universitarias y en el discurso de las comunidades educativas para signar a quienes no se reinscriben de un año a otro en la misma propuesta formativa. De este modo, nos propusimos comprender las significaciones que atribuyen lxs “migrantes del sistema educativo” a sus propias trayectorias educativas desde una perspectiva cualitativa, de índole biográfica-narrativa. Trabajamos, para este fin, con relatos de vida en tanto que estos se centran en los modos en los que los sujetos significan el mundo y en las versiones que relatan sobre su propia historia. En esta ocasión en particular, nos interesa analizar algunos relatos de vida de estudiantes varones para quienes el tránsito por diversas instituciones educativas fue vivido de manera hostil debido a que no se ceñian a los criterios de masculinidad hegemónica que privilegia a varones cis heterosexuales blancos. Se evidencian procesos de racialización de relaciones de clase y de estigmatización en torno a los “desvíos” respecto de la heteronorma en donde el ambiente escolar se torna driscriminatorio. No obstante, el conocimiento y el estudio emergen como estrategias de resistencia a esos embates y permitirán, no sin obstáculos, proyectar los estudios universitarios como una posibilidad. Entendemos, en este sentido, que visibilizar la heterogeneidad de las trayectorias de quienes habitan nuestra universidad constituye un paso necesario para alinear políticas curriculares tendientes a la democratización de la educación y permite configurar espacios habitables, capaces de reconocer y acoger a quienes convergen en ella en su alteridad.